Discreción: Cualidad Esencial Del Que Restaura.


Debería ser esta una cualidad esencial de cada persona que participa en relaciones interpersonales. Sin embargo, para aquellos que ayudan a restaurar vidas esta cualidad es imprescindible. La discreción se define como "reserva o cautela para guardar un secreto o para no contar lo que se sabe y no hay necesidad que lo sepan los demás."

En los Estados Unidos y muchos otros paises los consejeros profesionales deben por ley firmar un documento donde les aseguran a sus clientes que tratarán sus casos con confidencialidad. Este documento garantiza que todo aquello que se le cuente al consejero en la consulta no será compartido con terceros a menos que el cliente lo autorize. Con esto la persona tiene la libertad de abrirse y sacar a luz sus secretos sin temor a que sean divulgados. Creo que aunque no se firme un documento, este principio debería ser rigurosamente observado por los que reciben el voto de confianza de escuchar confidencias de otras personas.

El libro de Proverbios nos dice: "El que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda todo". Proverbios 11:13. La verdadera amistad se construye sobre la confianza, el respeto, la confidencia y la discresión. Es una decepción difícil de superar cuando alguién no honra la confianza que se le deposita y descubre secretos de otra pesona. Es eso lo que advierte el texto antes citado con respecto a las personas chismosas. Le hacen un daño terrible a los procesos de restaurar vidas y a la amistad y confianza en su totalidad. Personas de espíritu fiel son aquellas que guardan confidencias. La discresión no significa apoyar ni aprobar la conducta inapropiada de una persona. De hecho es en esa confidencialidad donde se dan los consejos para que la persona tome acciones de pedir perdón, restituir y cambiar de conducta.

La verguenza y el miedo actúan como retrancas para que no nos abramos y busquemos ayuda, sobre todo cuando entendemos que estamos envueltos en situaciones embarazosas. Este miedo y verguenza se intensifican cuando al acercarse por ejemplo a un pastor, el que busca ayuda ha escuchado al pastor utilizando historias confidenciales de otras personas como ilustración en sus sermones o cuando el necesitado escucha a sus "amigos" comentando situaciones de otros a espaldas de esas personas. Cuando esto sucede, muchas personas que necesitan ayuda se cierran, haciendose así más difícil el camino hacia su liberación.

Obtener autorización previa antes de hacer de conocimiento de otros lo que las personas tratan con nosotros debe ser una regla de oro, hasta para pedir la oración o para compartir dichas confidencias con cónyuges y aún colegas o consiervos en el ministerio. Y esto solamene se debe hacer si dicha acción ayudará a la persona que está en necesidad.  Debemos aclarar en relación a esto que la confidencialidad no debe ser confundida con tapar, ocultar o apoyar pecados. Enfrentamos el pecado, pero lo hacemos primero en privacidad, tal y como lo vimos en el modelo de Jesús de la confrontación con amor.

Por otro lado, hay que tener cuidado cuando personas solicitan que se les guarde confidencia al plantearnos una situación y en lugar de hablar de si mismos solamente hablan de otros con intensiones poco saludables. El chisme y la murmuración vienen muchas veces disfrazados de buena intención. El chismoso siempre actua irresponsablemente y querrá que se le proteja. Pero fuera de esto, hay que admitir que habrá situaciones en las que personas afectadas por pecados de otros necesitarán protección para poder hablar y esa protección se la brinda la discresión.

Los pecados ocultos y la doble vida consumen y destruyen a millones de personas. Invito a los que sufren en silencio a no callar y buscar ayuda. David escribió: "Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gémir todo el día". Salmo 32:3. El miedo a hablar le puede conducir a undirse más y más en el dolor, en debilidades, adicciones o en miseria tanto moral como espiritual. Este miedo lleva muchas veces a una soledad angustiante. Le invito a que busque la ayuda de personas capacitadas, espirituales y discretas. No se quede sólo en su batalla.

Creo que cada ser humano debe tener en su vida al menos una persona significativa con la cual se pueda abrir, sea amigo, hermano en Cristo, pastor, consejero, cónyuge, familiar, etc., esto sin poner de lado el que nos abramos totalmente ante Dios cada vez que lo necesitemos. Y en cuanto a los que ayudamos a otras personas a cambiar sus vidas, que no se agrave el miedo y verguenza por causa de la desconfianza que podamos generar por no saber manejarnos con discreción. Debemos mantener una ética que lleve a las personas en necesidad a vernos como aquellos con quienes se pueden abrir y recibir ayuda sin importar lo que tengan que revelar.

Juan Alberto Ovalle. Es predicador de la Palabra de Dios, comunicador, profesor de teología y autor.  Actualmente esta casado con Luz del Alba Soto, con la cual comparte el ministerio de la Palabra y tiene dos hijos, David y Jonatan.  Vive en Lawrence, Massachussetts y es miembro del cuerpo de ancianos-pastores de Gosén, Congregación Bíblica Cristiana en Santo Domingo.



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